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daños físicos, le reforcé contra la infección, eliminé todos los problemas que hallé,
programé su cuerpo para frenar su proceso de envejecimiento después de llegar a un
cierto punto, e hice todo lo que pude para mejorar sus posibilidades de sobrevivir a su
reingreso en la Tierra. Éstas eran las cosas que hacían todos los condicionadores.
También hicimos grabaciones de usted..., o sea que leímos todo lo que su cuerpo nos
podía decir acerca de sí mismo y creamos una especie de plano. Así, aunque no hubiese
sobrevivido, podríamos haber hecho una copia física de usted.
¿Un bebé?
Sí, eventualmente. Pero le preferimos a usted más que a cualquier copia. Para que
ésta sea una buena transacción comercial necesitamos la diversidad cultural tanto como
la genética.
¡Comercio! dijo despectivamente Tino . No sé cómo se podría llamar a lo que nos
están haciendo, pero desde luego no es comercio. El comercio es lo que tiene lugar
cuando dos partes acuerdan hacer un intercambio.
Sí.
Y no tiene que haber coerción.
Nosotros tenemos algo que ustedes necesitan. Ustedes tienen algo que nosotros
necesitamos.
¡No necesitábamos nada antes de que ustedes llegasen!
Estaban muriéndose.
Tino no dijo nada por un momento. Apartó la vista. La guerra era una locura que jamás
había comprendido, y nadie en Fénix había sido capaz de explicársela. Al menos, nadie
había sido capaz de darle un motivo de por qué una gente que tenía excelentes razones
para suponer que se destruirían a sí mismos si hacían ciertas cosas había decidido, de
todos modos, hacer dichas cosas. Creía comprender la ira, el odio, la humillación, incluso
el deseo de matar a un hombre. Había sentido todas esas cosas. Pero el matar a todos
los seres humanos..., el matar casi la Tierra... Había veces en las que se preguntaba si,
en algún modo, no habrían sido los oankali los que habrían provocado la guerra, para así
lograr sus propios propósitos. ¿Cómo podía una gente cuerda, parecida a la que había
dejado allá en Fénix, hacer una cosa así...? O, ¿cómo podían dejar ellos que otra gente,
demente, llegase a controlar unos artefactos que podían hacer tanto daño? Si sabías que
alguien había perdido la razón, entonces le impedías actuar. No le dabas el poder.
No sé nada de la guerra admitió Tino . Nunca ha tenido sentido para mí. Pero...,
quizá deberían habernos dejado tranquilos. Tal vez algunos de nosotros hubiésemos
sobrevivido.
No hubiera sobrevivido nada, a excepción de las bacterias, algunos pequeños
animales y plantas terrestres, y ciertos seres marinos. La mayor parte de la vida que ve
usted a su alrededor ha sido vuelta a sembrar a partir de grabaciones de especímenes
recogidos, de nuestras propias creaciones, y de restos alterados de cosas que habían
iniciado cambios benignos antes de que las hallásemos. La guerra había dañado su capa
de ozono. ¿Sabe lo que es eso?
No.
Era algo que escudaba a la Tierra de los rayos ultravioleta del Sol. Sin su protección,
nunca hubiera sido posible la vida sobre la superficie del planeta. Si les hubiésemos
dejado en la Tierra, se hubieran quedado ciegos, y se habrían quemado, si es que antes
no los habían matado los otros crecientes efectos de la guerra..., así que habrían tenido
una muerte horrible. La mayor parte de los animales murieron, y también la mayoría de
las plantas. Incluso murieron algunos de los nuestros. Somos muy difíciles de matar, pero
la gente de usted había convertido a su mundo en algo absolutamente hostil a la vida
misma. Si no la hubiésemos ayudado, por sí sola la Tierra no se hubiera restaurado tan
rápidamente. Y, una vez la hubimos restaurado, supimos que no podríamos hacer una
transacción comercial normal. No podíamos dejar que fuesen reproduciéndose por su
cuenta, y viniendo a nosotros finalmente sólo cuando viesen lo valioso que era lo que les
podíamos ofrecer. El estabilizar de este modo un intercambio comercial lleva demasiadas
generaciones. Era necesario que les liberásemos..., al menos a los menos peligrosos.
Pero no podíamos dejar que su número creciese demasiado. No podíamos dejarles
empezar a volver a ser de nuevo lo que habían sido.
¿Creían que nos habríamos lanzado a otra guerra?
Se habrían lanzado a muchas otras guerras..., entre ustedes mismos, contra
nosotros. Algunos de los grupos resistentes del sur ya están fabricando armas de fuego.
Tino digirió aquello en silencio. Ya sabía lo de las armas de fuego de los sureños, y
había supuesto que eran para emplearlas contra los oankali. No había creído que una
gente llegada de las estrellas fuera a ser derrotada por unas pocas y burdas armas, y así
lo había dicho, haciéndose impopular entre aquella gente que quería creer..., que [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]
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daños físicos, le reforcé contra la infección, eliminé todos los problemas que hallé,
programé su cuerpo para frenar su proceso de envejecimiento después de llegar a un
cierto punto, e hice todo lo que pude para mejorar sus posibilidades de sobrevivir a su
reingreso en la Tierra. Éstas eran las cosas que hacían todos los condicionadores.
También hicimos grabaciones de usted..., o sea que leímos todo lo que su cuerpo nos
podía decir acerca de sí mismo y creamos una especie de plano. Así, aunque no hubiese
sobrevivido, podríamos haber hecho una copia física de usted.
¿Un bebé?
Sí, eventualmente. Pero le preferimos a usted más que a cualquier copia. Para que
ésta sea una buena transacción comercial necesitamos la diversidad cultural tanto como
la genética.
¡Comercio! dijo despectivamente Tino . No sé cómo se podría llamar a lo que nos
están haciendo, pero desde luego no es comercio. El comercio es lo que tiene lugar
cuando dos partes acuerdan hacer un intercambio.
Sí.
Y no tiene que haber coerción.
Nosotros tenemos algo que ustedes necesitan. Ustedes tienen algo que nosotros
necesitamos.
¡No necesitábamos nada antes de que ustedes llegasen!
Estaban muriéndose.
Tino no dijo nada por un momento. Apartó la vista. La guerra era una locura que jamás
había comprendido, y nadie en Fénix había sido capaz de explicársela. Al menos, nadie
había sido capaz de darle un motivo de por qué una gente que tenía excelentes razones
para suponer que se destruirían a sí mismos si hacían ciertas cosas había decidido, de
todos modos, hacer dichas cosas. Creía comprender la ira, el odio, la humillación, incluso
el deseo de matar a un hombre. Había sentido todas esas cosas. Pero el matar a todos
los seres humanos..., el matar casi la Tierra... Había veces en las que se preguntaba si,
en algún modo, no habrían sido los oankali los que habrían provocado la guerra, para así
lograr sus propios propósitos. ¿Cómo podía una gente cuerda, parecida a la que había
dejado allá en Fénix, hacer una cosa así...? O, ¿cómo podían dejar ellos que otra gente,
demente, llegase a controlar unos artefactos que podían hacer tanto daño? Si sabías que
alguien había perdido la razón, entonces le impedías actuar. No le dabas el poder.
No sé nada de la guerra admitió Tino . Nunca ha tenido sentido para mí. Pero...,
quizá deberían habernos dejado tranquilos. Tal vez algunos de nosotros hubiésemos
sobrevivido.
No hubiera sobrevivido nada, a excepción de las bacterias, algunos pequeños
animales y plantas terrestres, y ciertos seres marinos. La mayor parte de la vida que ve
usted a su alrededor ha sido vuelta a sembrar a partir de grabaciones de especímenes
recogidos, de nuestras propias creaciones, y de restos alterados de cosas que habían
iniciado cambios benignos antes de que las hallásemos. La guerra había dañado su capa
de ozono. ¿Sabe lo que es eso?
No.
Era algo que escudaba a la Tierra de los rayos ultravioleta del Sol. Sin su protección,
nunca hubiera sido posible la vida sobre la superficie del planeta. Si les hubiésemos
dejado en la Tierra, se hubieran quedado ciegos, y se habrían quemado, si es que antes
no los habían matado los otros crecientes efectos de la guerra..., así que habrían tenido
una muerte horrible. La mayor parte de los animales murieron, y también la mayoría de
las plantas. Incluso murieron algunos de los nuestros. Somos muy difíciles de matar, pero
la gente de usted había convertido a su mundo en algo absolutamente hostil a la vida
misma. Si no la hubiésemos ayudado, por sí sola la Tierra no se hubiera restaurado tan
rápidamente. Y, una vez la hubimos restaurado, supimos que no podríamos hacer una
transacción comercial normal. No podíamos dejar que fuesen reproduciéndose por su
cuenta, y viniendo a nosotros finalmente sólo cuando viesen lo valioso que era lo que les
podíamos ofrecer. El estabilizar de este modo un intercambio comercial lleva demasiadas
generaciones. Era necesario que les liberásemos..., al menos a los menos peligrosos.
Pero no podíamos dejar que su número creciese demasiado. No podíamos dejarles
empezar a volver a ser de nuevo lo que habían sido.
¿Creían que nos habríamos lanzado a otra guerra?
Se habrían lanzado a muchas otras guerras..., entre ustedes mismos, contra
nosotros. Algunos de los grupos resistentes del sur ya están fabricando armas de fuego.
Tino digirió aquello en silencio. Ya sabía lo de las armas de fuego de los sureños, y
había supuesto que eran para emplearlas contra los oankali. No había creído que una
gente llegada de las estrellas fuera a ser derrotada por unas pocas y burdas armas, y así
lo había dicho, haciéndose impopular entre aquella gente que quería creer..., que [ Pobierz caÅ‚ość w formacie PDF ]